martes, 3 de noviembre de 2009

En el Panteón

Intentando teclear poco a poco, un extraño sentimiento me inundaba, incomprendido en un mundo donde nadie se cuestiona, tal vez un sentimiento demasiado familiar pero arraigado. caminar horas, escalando eminencias, ver al suelo deseando encontrarse con algún tipo de vestigio.
El viento sopla y silba a través de una vegetación otoñal, música a un 8 %, aun perceptible, bocanadas de refresco y un buen cotorreo, todo a medida de posibilidad. Un atardecer en el seno de nuestro cerrito, una caminata inolvidable.

Ida y vuelta y mis oidos se clavan en un reproductor descontinuado.

El alcohol y sus repercusiones, la busqueda de una identidad, el despertar una mañana y sentir como si derrepente fluye la vida desde una calle intransitable, de extraños y pintorescos aparatos y de amorfas formas en un cielo despejado que hace horas dejo de tormentarnos.

El sol nos calienta las frentes, el aire es lo mas cercano a la pureza que con frecuencia aludimos, soy un simple nativo, y quiza eso me hace propenso a olvidar o de otra forma mas desinterasada a ignorar mi entorno. A veces siento que tengo la mente en otra cabeza, o que miro desde una perpectiva animal, tal vez por eso cuando estaba en el panteón, vi surgir desde la tierra propia el sentir de nuestra gente, (¿debo decir mexicano?, diantre nacionalismo).

Muerte, nuestro único destino, el mas seguro, el mas cruel quiza, y no por eso demeritado, convivir con aquellos que se han ido para siempre, cadaveres inertes, la cruda certidumbre de ver a un difunto, la sorpresa de conocer el verdadero dolor.

Dicen que el tiempo lo cura todo. algunos traducen tiempo como olvido. para ellos, los muertos, para nosotros los vivos, tiempo es resignación, el tiempo crea un lazo visceral entre lo que llaman vida, y lo que llamamos muerte, un espacio para almacenar memorias y enterrarlas, regarlas en la tierra, y aguardar a que llegue otro 1 de noviembre.

Allá, a lo lejos lo que menos desean es estar asi, enterrado, olvidado. lo peor que podría pasar.
Aquí dentro, sabemos que todos vamos hacia esa dirección y brindamos por eso, porque ahí nos encontraremos de nuevo, todos.

...El poder no es tenerlo todo
El poder es unirse con el mundo invisible
El ser a uno con los espíritus
Y nosotros uno con ellos,
nuestro corazón es el corazón de ellos
Desnudo ante el río de la vida.

Quiero unirme a los que nunca se fueron
A los que están entre nosotros pero no los vemos
A los que son aliento y emanan fuerza
A los que ven que entre sus huesos
Existen partículas fosforescentes de otras vidas...

Las flores son amarillas, un misticismo propiamente mexicano, una tradicion milenaria, la de honrar a los muertos, una tradicion que se adapto a nuestra forma de ver el mundo, desde hace 200 años. No dejemos romper ese lazo cuerpo-espíritu. porque hoy mas que nunca sabemos que allá, afuera nadie es nadie, solo adentro.